Por Sergio Ruiz
Un domingo más, el fútbol nos brindó emociones intensas y resultados inesperados. Cruz Azul, una vez más, se quedó a las puertas de la gloria, pero esto no debe empañar la grandeza de un equipo que nació grande y lo seguirá siendo siempre.
La derrota ante América dolió, es innegable. La ilusión de levantar el título se desvaneció en un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, es fundamental recordar que un solo partido no define la historia de un club. Cruz Azul es mucho más que un resultado. Es una institución con una rica tradición, una afición apasionada y un espíritu indomable.
A lo largo de su historia, La Máquina ha enfrentado momentos difíciles, pero siempre ha sabido levantarse. Ha conquistado títulos, ha formado grandes jugadores y ha dejado una huella imborrable en el fútbol mexicano. La grandeza de Cruz Azul no se mide por la cantidad de trofeos, sino por la pasión que despierta en su gente, por su capacidad de reinventarse y por su compromiso con el juego limpio.
Es cierto que en los últimos años, Cruz Azul ha vivido momentos de altibajos, pero eso no significa que haya dejado de ser grande. Los equipos grandes también pierden partidos, pero nunca pierden su esencia. La Máquina sigue siendo uno de los equipos más populares y queridos del país, y eso es algo que nadie puede negar.
La afición celeste debe mantener la cabeza en alto y seguir apoyando a su equipo. La historia nos ha enseñado que los momentos difíciles son oportunidades para crecer y fortalecernos. Cruz Azul volverá a levantar cabeza y volverá a pelear por los primeros lugares.
La eliminación ante América es una herida abierta, pero no es el fin del mundo. Cruz Azul es un gigante que ha superado obstáculos mucho más grandes. La afición debe seguir creyendo en su equipo, porque la grandeza de La Máquina es eterna. ¡Arriba la máquina!
24/01/2025
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